Marzo 2012 fue excepcionalmente cálido en Santiago. Se registraron 20 días con temperaturas máximas iguales o superiores a 30ºC, y el promedio mensual en la estación Quinta Normal (30.7°C) fue 3.0°C superior al promedio climatológico (referencia utilizada 1961 -2001). ¿Cuál es la causa de este fenómeno? La respuesta todavía no se conoce pero está siendo estudiada por los investigadores del Departamento de Geofísica de la FCFM. Para la estimación de la magnitud de tsunamis y terremotos en el mar es clave el estudio de la sismología marina. Por ello geofísicos de la FCFM junto a investigadores de la Oregon State University, Scripps Institution of Oceanography y Universidad de Columbia realizaron durante mayo un crucero científico en las costas chilenas entre Valparaíso y Constitución. El objetivo del viaje fue monitorear la respuesta en la deformación del prisma de acreción (sedimentos deformados que se acumulan en el borde marino del continente) después del gran deslizamiento de la placa de Nazca respecto del continente ocurrido durante el gran terremoto del 2010. La expedición contó con la participación de Emilio Vera y Eduardo Contreras Reyes, académicos del Departamento de Geofísica, además de Andrei Maksymowicz, estudiante de doctorado, y Natalia Cornejo, Felipe González y Emilio Bravo, estudiantes de pregrado de la FCFM. El hallazgo del bosón de Higgs (“Partícula de Dios”) completaría el Modelo Estándar que describe cómo interactúan las partículas fundamentales de la materia. A principios de julio los investigadores del CERN (Centro Europeo para la Investigación Nuclear) hicieron público el posible hallazgo del bosón de Higgs, un tipo de partícula elemental (no está compuesta de otras) que sería la responsable de darle la masa a otros bosones, primos del fotón, para luego desaparecer. La partícula recibe su nombre en honor a Peter Higgs, físico británico que en 1964 (junto a R. Brout y F. Englert) planteó la existencia de una especie de campo presente en todas partes con el que las partículas hasta entonces conocidas interactuarían adquiriendo masa, lo que demoró casi 50 años en ser probado. A este bosón se le ha llamado “Partícula de Dios” ya que un libro escrito en los 90’ por el premio Nobel Leon Lederman, que originalmente se titulaba “The Goddamn Particle” (La Partícula Maldita), fue publicado como “The God Particle”, por una decisión editorial, haciéndose conocido con ese nombre. De ser efectivo el descubrimiento, se completaría el Modelo Estándar que describe cómo interactúan las partículas fundamentales de las que está compuesta la materia que nos rodea (solo faltaba descubrir la partícula que se utilizaba para generar la masa de algunos de sus componentes). Además, permitiría extender la física de partículas a energías más altas y así poder aspirar a entender más sobre el comienzo del universo (Big Bang). De todas formas aún hay un margen de error de uno en 1,7 millones de que no sea la partícula buscada. 5