ACTUALIDAD Tomás Vargas, Marcos Orchard, Edgar Mosquera, Jaime Alée y Rodrigo Palma, integrantes del Centro de Innovación del Litio. Los desafíos a superar En el Centro de Innovación del Litio identificaron las principales barreras que enfrentan los vehículos eléctricos para su masificación, la principal de ellas es el alto costo de las baterías. “25 mil dólares era el precio de una batería de litio para un auto eléctrico a fines de 2010, costo equivalente al valor del vehículo, se espera que a fines de 2012 el precio llegue a 19 mil dólares, y la idea es llegar al 2020 con un costo menor a 5 mil dólares, lo que marcará el despegue definitivo de la industria”, explica Alée. Al problema del alto precio se suma la necesidad de aumentar la densidad energética de las baterías, que actualmente es de 120 watt hora por kilo, a más de 150 Wh/kg. Inicialmente este objetivo apuntaba a mejorar la autonomía de los vehículos, que en la actualidad con una carga completa puede llegar a 160 km, pero finalmente se decidió apuntar a disminuir la masa de las baterías manteniendo la autonomía, ya que se considera que el rango actual es razonable para el 90% de los usuarios. Así al reducir el número de celdas también disminuye el costo total del paquete de baterías, que es el objetivo principal de la industria. Como respuesta a estos desafíos el CIL presentó sus proyectos de innovación avanzada. El primero de ellos se denomina NanoP, y es liderado por Edgar Mosquera, profesor del Departamento de Ciencia de los Materiales. El proyecto explora el desarrollo de procesos de manufactura de polvos nanoestructurados a escala industrial (desde Kgs a Ton/día) empleando un sistema de bajo costo, seguro y ambientalmente amigable. Junto a ello se plantea la posibilidad de que dichos polvos sean manufacturados a nivel de partículas con buen control de tamaño, morfología y micro nanoestructura. “El objetivo es producir polvos nanoestructurados para cátodos de baterías recargables de ión-litio que sean de alta pureza, con el fin de mejorar el desempeño de estas baterías y responder a los requerimientos del mercado, pero con una tecnología más barata”, indica Mosquera. La segunda iniciativa que busca mejorar el desempeño de las baterías es denominada Ánodos de Litio, y es liderada por Tomás Vargas, profesor del Departamento de Ingeniería Química y Biotecnología. Una batería está compuesta básicamente por el ánodo, el cátodo y el electrolito. Hasta ahora en el ánodo, el litio está presente como ión inserto en una matriz de grafito, luego la posibilidad de utilizar un ánodo de litio metálico es muy atractiva ya que ayudaría a aumentar el potencial energético de la batería. Sin embargo, hasta ahora el ánodo de litio metálico no ha sido empleado comercialmente, ya que presenta problemas debido a que reacciona con el electrolito y forma dendritas que disminuyen rápidamente su carga durante el ciclado. Este proyecto busca evitar la formación de dendritas a través del desarrollo de ánodos de litio metálico nanoestructurados. El lograr operar con este tipo de ánodos posibilitaría alcanzar en las baterías de litio densidades de carga y energía de hasta 10 veces por sobre las actuales. 20