Las fallas son rasgos estructurales de primera importancia en la superficie de la tierra. Ellas afectan bloques de corteza que pueden llegar a tener áreas de miles o millones de kilómetros cuadrados: incluyen, por ejemplo, límites de placas de varios miles de kilómetros de largo.
Una falla divide un macizo rocoso en dos bloques de falla. Para una falla inclinada los geólogos han adoptado para denominar esos bloques los términos mineros techo y piso.
Para fallas verticales, los lados se denominan según los puntos cardinales.
En términos de su inclinación, las fallas se clasifican como fallas de alto ángulo si el manteo es mayor que 45o , y fallas de bajo ángulo si el manteo es menor.
Las fallas se diferencian, dependiendo de la orientación del desplazamiento relativo de un bloque con respecto a otro, en tres categorías:
Las fallas, en términos del movimiento relativo, pueden ser:
Fallas de desplazamiento oblicuo pueden ser descritas también de acuerdo a la naturaleza de los componentes del vector deslizamiento en el rumbo y en el manteo. Los nombres que resultan son compuestos, por ejemplo, sinistral-normal, dextral-inversa, etc.
Los criterios para reconocer fallas pueden ser divididos en tres categorías:
Las fallas a menudo pueden ser reconocidas por las estructuras y las texturas características que se desarrollan en las rocas como resultado del cizallamiento. Estas texturas y estructuras varían con la cantidad y velocidad del cizalle y con las condiciones físicas bajo las cuales ocurre la falla, incluyendo P y T. Estas últimas son típicamente función de la profundidad a la cual el fallamiento ocurre.
Las fallas formadas en profundidades menores que 10 a 15 km presentan típicamente rocas cataclásticas en la zona de falla. Este término se refiere, en general, a rocas que han sido fragmentadas en clastos o trozos durante deformación frágil. Los fragmentos individuales son generalmente angulosos, afilados e internamente fracturados. Las rocas cataclásticas pierden, generalmente, la estructura interna original (por ejemplo planos en la roca original). Ocurren a profundidades de 1 a 4 km. Cataclasitas cohesivas ocurren hasta los 10 a 15 km de profundidad. Las rocas cataclásticas tienen espesores desde algunos milímetros hasta 1 ó más kilómetros. Por lo general, a mayor espesor de la zona y menor tamaño de grano, mayor es la cantidad de desplazamiento que se ha acumulado en la falla.
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Las zonas de fallas formadas a profundidades mayores que 10-15 km
están caracterizadas por otro tipo de roca, de grano más fino,
denominadas milonitas, formadas como resultado de una
deformación dúctil que ocurre en la corteza a temperaturas mayores
que 25o a 35oC. La matriz de grano fino proviene de la
reducción del grano de la roca original y puede contener minerales
relictos o porfiroclastos.
Los granos finos muestran texturas características de rocas
metamórficas. El límite entre los granos puede ser poligonal
formado por puntos triples a 12o (a) o suturados (b). Las
rocas miloníticas presentan una estructura interna muy marcada
planar y linear llamada foliación y lineación, que es paralela a
la zona de falla. Las rocas miloníticas se forman como resultado
de la recristalización de granos minerales durante una deformación
dúctil rápida y ocurren en zonas de cizalle dúctil que varían en
espesor desde una fracción de metros hasta decenas o centenas de
metros.
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Las zonas de cizalle dúctil pueden contener un número de estructuras de pequeña escala que indican el sentido del cizalle. Minerales tabulares pueden alinearse dando origen a una foliación que forma un ángulo de aproximadamente 45o con la zona de cizalle en los bordes y que es aproximadamente paralela a la zona en el centro. El patrón sinusoidal de la foliación define el sentido del cizalle (A).
Las fallas dúctiles también pueden exhibir pliegues característicos, en forma de tubos extensos que se denominan pliegues vaina. La dimensión máxima de los pliegues es paralela a la dirección de deslizamiento de la falla dúctil (B).
En zonas de cizalle dúctil muchas rocas contienen grandes cristales. Algunos son cristales relictos o porfiroclastos que sobrevivieron al cizallamiento y reducción del tamaño de grano de la roca original. Otros son porfiroblastos, es decir, granos minerales que crecen hasta un tamaño relativamente grande durante el metamorfismo y la deformación.
Porfiroclastos encontrados en milonitas pueden contener ``colas'' asimétricas de grano muy fino que están recristalizadas
desde los bordes del porfiroclasto mismo. El sentido de asimetría
de las colas define el sentido del cizalle de la roca deformada.
Se distingue dos morfologías diferentes, tipo y tipo
. En los porfiroclastos
, la cola se extiende
desde cada lado del grano en la dirección del cizalle relativo en
la matriz y las colas no traspasan la línea que pasa por en centro
del grano y que es paralela a la foliación (C). El tipo
es derivado del tipo
por rotación del porfiroclasto en un
sentido consistente con el cizalle y las colas traspasan la línea
central (D).
Algunas colas asimétricas se pueden formar a partir de un mineral distinto al porfiroclasto, en zonas denominadas sombras de presión, que son difíciles de interpretar. No deben ser confundidas con las colas antes mencionadas.
Los porfiroblastos no se deforman con el resto de la roca, pero rotan como granos rígidos durante la deformación dúctil de la matriz. Minerales que forman porfiroblastos incluyen al granate y la estaurolita. Mientras crecen durante la deformación, incorporan minerales adyacentes de la matriz, como por ejemplo micas. La rotación continuada y el crecimiento de porfiroclastos resulta en inclusiones helicoidales que definen el sentido de rotación del grano y por lo tanto, el sentido de cizalle de la roca (E,F).
Algunos minerales porfiroclásticos, como mica y feldespatos, tienden a fracturarse en fracturas pequeñas o planos cristalográficos para acomodarse a la deformación dúctil de la matriz. Si las fracturas inicialmente forman un ángulo alto con el plano de cizalle, entonces el sentido del cizalle de esos planos es opuesto al de la matriz. Si forman bajos ángulos, el sentido de cizalle de los planos de fractura será el mismo que el de la matriz (G,H).
Cuando están expuestos, los planos de fallas son comúnmente suaves, con superficies lineadas llamadas espejos de falla o estrías, las cuales se forman como respuesta al cizallamiento en que son paralelas a la dirección de deslizamiento de la falla. Pueden ser de tres tipos:
Las fallas que se desarrollan a profundidades relativamente superficiales pueden ser dilatantes, es decir, desarrollan espacios abiertos por donde puede circular agua o fluidos hidrotermales. Por lo tanto, muchas fallas pueden contener depósitos de minerales secundarios, incluyendo cuarzo, calcedonia, ópalo, calcita, etc., como vetas o como cemento de brechas de falla. Muchos depósitos económicos ocurren a lo largo de zonas de falla.
Desplazamiento por fallas produce por lo general contacto entre unidades que no existiría naturalmente. Este tipo de discontinuidad es uno de los mayores argumentos para determinar la presencia de una falla.
Muchas fallas activas e inactivas tienen efectos en la topografía y controlan drenajes y flujos de agua subterránea.
La determinación requiere conocer la magnitud y dirección de su desplazamiento. Algunos rasgos indican el desplazamiento total, otros el desplazamiento parcial o aproximado.
La determinación completa del desplazamiento requiere un rasgo linear particular, preexistente, que intersecte a la falla y sea desplazado por ésta. Los puntos del rasgo linear se unen en el plano de falla y se obtiene el vector desplazamiento. La posición relativa permite definir el sentido del cizalle. Ej.: vetillas, fallas, estratificación, etc.
En muchos casos en que puede ser identificada una falla o zona de cizalle dúctil es posible determinar la orientación del vector desplazamiento y el sentido del cizalle, pero no la magnitud del desplazamiento. Este tipo de información puede ser obtenida examinando rasgos a escala microscópica y a escala de muestra de mano (por ejemplo lineaciones).
Las lineaciones determinadas por el crecimiento de fibras minerales se orientan a un pequeño ángulo del plano de una fractura de cizalle, de modo que una flecha que contiene a la fibra y que apunta desde su ``punto inicial'', indica la dirección de movimiento relativo del bloque opuesto.
Durante el fallamiento frágil, se pueden desarrollar fracturas secundarias menores a lo largo del plano de falla a ángulos bajos a moderados con respecto a la falla. Éstas pueden ser de extensión o de cizalle. Las de extensión son no estriadas y pueden estar rellenas con minerales secundarios. Las de cizalle tienen estrías.
Las fracturas secundarias dan 4 criterios útiles para determinar el sentido de cizalle en la superficie de falla:
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Las fallas normales están en general, presentes como un sistema de fallas asociadas. En muchos casos, las fallas son conjugadas, es decir, tienen rumbos similares, pero distinta dirección de manteo o sentido de cizalle opuesto. Comúnmente en estos sistemas algunas de estas fallas tienen mayor desplazamiento, es decir, mayor deformación. Si las fallas menores son paralelas a una falla mayor y tienen el mismo sentido de cizalle, se denominan sintéticas.
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Son fallas usualmente verticales que acomodan el stress horizontal en la corteza. Las fallas transformantes y transcurrentes son sistemas de fallas regionales mayores que generalmente comprenden zonas con muchas fallas asociadas. Pueden tener un largo de varios kilómetros.
El desplazamiento predominante horizontal de las fallas produce una separación horizontal de elementos estructurales. Las estrías son horizontales.
Asociada a las fallas de rumbo hay una variedad de fracturas de cizalle, pliegues y fallas. Las orientaciones de estas estructuras, relativas a la falla de rumbo principal, son características del sentido de cizalle de la falla. Fracturas de cizalle subsidiarias conocidas como ``Riedel shears'' (o R shears) se desarrollan a ángulos pequeños ( 100 - 200) del plano principal en un arreglo ``en echelon". Las R shears son sintéticas a la falla principal, es decir, son subparalelas y tienen el mismo sentido de cizalle que la falla principal. El ángulo agudo entre la R y la falla principal indica la dirección de cizalle.
Otras fracturas subsidiarias que se pueden desarrollar son las ``P shear'', que son sintéticas a la falla principal, orientadas simétricamente con respecto a las R shears. Las ``R' shears'' son fracturas de cizalle antitéticas con respecto a la falla principal, ubicadas a ángulos altos de ella ( 700 - 800).
A pequeña escala estos criterios son útiles para ver el sentido de cizalle de una fractura frágil. A gran escala, estas fracturas pueden formar una red compleja de fallas anastomosadas difíciles de interpretar. En torno a la falla principal se pueden formar fallas inversas y pliegues en un arreglo en echelon.
El rumbo de las charnelas y de las fallas inversas están orientados a 450 de la falla principal y el ángulo agudo definido por la intersección de la traza de la falla con la charnela o traza de la falla inversa, apunta en dirección del movimiento del bloque opuesto al que contiene la estructura. Estas estructuras registran una componente de compresión oblicua a la falla de rumbo, más o menos perpendicular al rumbo de la charnela y traza de la falla inversa.
A lo largo de fallas de rumbo se pueden desarrollar también, fallas normales en arreglos en echelon, más o menos perpendiculares a las charnelas vistas en el párrafo anterior. El ángulo agudo definido por la traza de la falla normal y la traza de la falla principal apunta en la dirección del movimiento del bloque que la contiene. Estas estructuras reflejan una componente de extensión oblicua a la falla principal.
Una superficie individual de falla generalmente no es un plano levemente curvado, sino que tiene muchas rampas de falla que conectan distintos segmentos de ella (irregularidades).
En general, el desplazamiento de uno de los bloques de la falla sobre la rampa induce una deformación cuyas características dependen de la orientación y del desplazamiento de la falla. Durante el fallamiento la ubicación de una rampa puede migrar, resultando un duplex de falla caracterizado por un conjunto de escalones curvados, limitado por la falla principal.