La ciudad griega.
Ricardo Álvarez Daziano

Ricardo Álvares es alumno del programade Magister en Transporte de la Universidad de Chile.


Cuando pensamos en la Grecia clásica nos encontramos con una cantidad de aspectos comunes con nuestra cultura actual que nos sorprende fácilmente. Somos herederos de un sinnúmero de aspectos de su cultura; aún más, hasta la forma de pensar que tenemos la inventaron los griegos con su filosofía. Asimismo, la forma de planificar ciudades es griega. De hecho fueron los griegos quienes nos legaron el damero como forma de organización urbana.

Grecia es un país montañoso y, por ello, sus ciudades adquirieron una fisonomía particular. Sus ciudades fueron pequeñas, eminentemente agrícolas y con un comercio altamente desarrollado, motivado por la escasez de recursos propios. En un principio y por razones estratégicas, las ciudades se fundaron en la cima de las colinas. Este lugar amurallado, ubicado en el punto más alto del valle, con el tiempo se convertiría en el centro de la ciudad, ubicándose en él los principales templos y edificios públicos, mientras el resto de la ciudad se seguía expandiendo en terrenos bajos, antes ocupados para el cultivo. Así nacía la Acrópolis, o ciudad alta, convertida en el lugar sagrado de la población. Famosa es la Acrópolis de Atenas, con su Partenón, el Erecteion y el templo de Atenea Nike.

Otro punto singular de toda ciudad griega es el ágora o Plaza Central (antecedente de nuestras plazas de armas), explanada en la cual se ubicaba el mercado y se desarrollaba la vida política y social. Se acostumbraba pasear por ella, tomándola como lugar de encuentro y reunión. Rodeada por edificios públicos y salas de asambleas destinados a actos cívicos y religiosos, teatros y gimnasios, sólo era posible ser visitada por aquéllos que gozaban de ser ciudadanos. De esta forma se refleja el espíritu griego orientado a la creación de espacios destinados al contacto político y social.

Los teatros, odeones y gimnasios no sólo se encontraban en torno al ágora, sino que proliferaban por toda la ciudad. El teatro griego aprovecha condiciones acústicas naturales propias del terreno, el odeón era un edificio circular destinado a representaciones musicales y el gimnasio era el lugar de encuentro de las actividades deportivas, rodeado de graderías de escasa altura.

En un principio la expansión de las ciudades se produjo de manera desordenada y sin un patrón específico, tal como en ciudades de otras culturas precedentes. Sin embargo, con el paso del tiempo y gracias a los ideales de perfección que impulsaban al pueblo griego, se comenzó a organizar geométricamente la ciudad: calles paralelas con manzanas reticulares, disposición conocida como damero por su parecido con un tablero de damas. Este trazado ortogonal fue concebido para aquella ciudad ideal con que soñaban los griegos y se aplicaba no sólo en sus ciudades sino también en sus colonias.

La casa griega contrasta con el resto de la ciudad por su sencillez y por el hecho de que se encuentra cerrada en sí misma, representando la propia individualidad de su dueño. En general estaban orientadas hacia el sur y carecían de ventanas hacia la calle, pero todas poseían jardines interiores en los cuales sus habitantes se podían proteger de aquel calor mediterráneo tan fuerte en el verano. Uno de los rincones especiales era el lugar ubicado al fondo de la casa y destinado a la mujer, que en aquellos tiempos gozaba de muy pocos derechos.

Es posible afirmar que la ciudad griega es reflejo del espíritu de un pueblo que amó la libertad, la competencia y la igualdad. Todo esto aparece en la búsqueda de espacios que sirvieran para el desarrollo de la vida social y comercial, todo ello encabezado por la política, que incitaba a la participación y la búsqueda de ideales. Es más, los grandes edificios que legaron los griegos no son palacios ni tumbas, sino templos; lo que está detrás de este hecho es la consideración de que ningún hombre destaca por sobre otro, sino que todos los ciudadanos son igualmente importantes dentro de este pueblo que se gobierna a sí mismo.