Transporte y Urbanismo: La declaración de Atenas. Ricardo Álvarez DazianoRicardo Álvares es alumno del programade Magister en Transporte de la Universidad de Chile.
En lo que podría considerarse como un hito en la historia del urbanismo y la arquitectura, a comienzos de siglo comenzaron a desarrollarse una serie de reuniones y conferencias con el fin de cimentar aquellos aspectos básicos que le darían forma a una concepción común del concepto de Ciudad. Grandes urbanistas y arquitectos elaboraron un diagnóstico de la situación actual de las ciudades, identificando aquellas debilidades y problemas así como posibles formas de solución.
La Carta de Atenas fue redactada por los arquitectos y urbanistas más destacados del siglo, entre los cuales se puede destacar a Le Corbusier. Escrita como conclusión de los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna, ha sido fuente de inspiración de la arquitectura contemporánea, dando pautas sobre su ejercicio y rol dentro de la sociedad. El extracto acá expuesto corresponde específicamente al tema de Circulación y Transporte.
De igual forma que el resto de los temas, es posible reconocer la "comprobación", que realiza un diagnóstico de la situación imperante en aquella época, y la "exigencia", que dicta normas y pautas a seguir a partir del diagnóstico previo. En nuestro país La Carta de Atenas se ha convertido en un estandarte de la enseñanza de la arquitectura y urbanismo.
LA CARTA DE ATENAS:
"La red actual de vías urbanas es el conjunto de ramificaciones desarrolladas en torno a las grandes vías de comunicación. Estas últimas se remontan en el tiempo, en Europa, mucho más allá de la Edad Media, y, aún a veces, de la antigüedad.
Concebidas para recibir peatones o carruajes, ya no responden hoy a los medios de transporte mecánicos.
El dimensionamiento de las calles, desde luego inapropiado, se opone a la utilización de las nuevas velocidades mecánicas y al adelanto regular de la ciudad.
Las distancias entre las bocacalles son muy reducidas.
El ancho de las calles es insuficiente. Tratar de ampliar éstas es a menudo una operación onerosa y además, ineficaz.
Frente a velocidades mecánicas, la red de calles aparece irracional, careciendo de exactitud, de elasticidad, de diversidad, de conformidad.
Los trazados de orden suntuario, persiguiendo finalidades representativas, han podido o pueden constituir torpes tropiezos para la circulación.
En muchos casos, la red de vías férreas ha llegado a ser, fuera de la extensión de la ciudad, un grave obstáculo para la urbanización. Encierra barrios de habitación, privándolos de contactos útiles con los elementos vitales de la ciudad.
Hay que exigir:
Que sean hechos análisis útiles sobre estadísticas rigurosas del conjunto de la circulación en la ciudad y en su región. Trabajo que revelará las corrientes de circulación y la calidad de sus rendimientos.
Que las vías de circulación sean clasificadas según su naturaleza y construidas en función de los vehículos y de su velocidad.
Los cruces muy solicitados serán convertidos a la circulación continua por cambios de niveles.
Que el peatón pueda seguir caminos distintos de los del automóvil.
Que las calles sean diferenciadas según sus destinos: calles de habitación, de paseo, de tránsito, vías principales.
Que zonas de vegetación aíslen, en principio, las corrientes de gran circulación."
La Carta de Atenas (1933)
Si bien es cierto que las comprobaciones y exigencias expuestas aparecen como muy iniciales y preliminares, lo destacable es que fue el primer llamado de alerta frente a problemas nuevos para la época, que sentó precedentes para elaborar nuevos sistemas de ideas y conceptualizaciones más adecuadas para nuestra época.