Existen, naturalmente, definiciones de la contaminación
más avanzadas y osadas que las definiciones operativas de la ingeniería
que se discutieron antes. La definición que se entregó anteriormente
define con gran claridad y pragmatismo a los contaminantes desde el punto
de vista del desarrollo de soluciones y desde el punto de vista econométrico
de cuanto contamina una operación industrial particular. Las definiciones
más avanzadas tienden a ser más difusas y menos pragmáticas;
sin embargo, logran ilustrar aspectos más fundamentales de las razones
por las que la contaminación es importante. Una de tales definiciones
versa:
La contaminación consiste en la presencia de una o más sustancias cuya cantidad y permanencia en el ambiente puede llegar a ser atentatoria a los seres humanos, a los animales, a las plantas o a la propiedad, o puede desajustar o desbalancear el goce de la vida y de la propiedad.
De aplicarse tal definición sería necesario (y difícil) conocer el efecto de prácticamente cualquier elemento sobre las variables mencionadas en la definición. De allí que la cuantía de los elementos en una descarga se especifica por la legislación de cada instancia. Sin embargo, esta amplia definición incluye cómodamente el conjunto de todo aquello que resulte contaminante, mucho más allá de los listados tradicionales de la legislación.
Para la ecología, la biodiversidad es una preocupación permanente y actual. Esta preocupación ha llegado, sin embargo, a muchas otras esferas. La pérdida constante de especies de plantas, animales y protistas es una preocupación mundial de muchos científicos (ecólogos o no), intelectuales y conservacionistas. Considérese, por ejemplo, que existen variadas organizaciones internacionales que han dictado y discutido políticas de conservación de la biodiversidad de manera que, hoy por hoy, la biodiversidad es una asunto de alta política internacional. Entre las organizaciones que han declarado la biodiversidad como asunto de alta prioridad, existen, por ejemplo, el Programa ambiental de las naciones unidas; la Organización para la educación, la ciencia y la cultura; el Comité de los EEUU para el Programa del Hombre y la Biosfera; la Unión Internacional de Ciencias Biológicas; el Consejo de los EEUU para la Calidad Ambiental; la Sociedad de la Biología de la Conservación; por sólo mencionar las organizaciones que han tomado el liderazgo.
La Diversidad de los sistemas biológicos parece ser inseparable de la noción misma de tales sistemas. Su base está dictada, sin lugar a dudas, por la diversidad y variabilidad del material genético de cada organismo vivo del sistema.
Dado que el material básico de la organización celular es diverso y variante (mutación), la diversidad que se puede observar en sistemas biológicos complejos es aun mayor. La variación natural se puede observar en el nivel genético, en las especies, en las poblaciones, en los ecosistemas y, en general, en sistemas biológicos de cualquier tamaño.
La diversidad genética ocurre por mutación y recombinación; la diversidad en las poblaciones puede ser consecuencia de variaciones genéticas y por inmigración de nuevo material. Por otra parte, la remoción de diversidad puede ocurrir por selección natural o por emigración. La diversidad, por ende, es una función de los procesos tanto genéticos como de selección natural.
No sabemos aun que rol juega la diversidad; hay, sin embargo, sospechas bien fundadas que indican que la diversidad es la herramienta de adaptación de los genes, de las poblaciones y de los ecosistemas a la incertidumbre ambiental (probabilidad de cambio ambiental). De hecho, los sistemas biológicos están permanentemente cambiando frente a los estímulos y los cambios ambientales.
A lo largo de milenios, la mutación genética y la selección natural han producido especies que adquirieron atributos que les permiten su sobrevivencia y la adecuada adaptación a los cambios ambientales.
Es decir, la capacidad de adaptación es parte de las propiedades de los seres vivos. El problema ocurre con los cambios rápidos, en particular, más rápidos que la velocidad de mutación y selección (la mutación es un fenómeno estocástico, aleatorio). Por ejemplo, en el pasado geológico desaparecieron especies frente a erupciones volcánicas (no por contacto con la lava, sino por emanaciones gaseosas a las cuales la biota no estaba adaptada y no tuvo tiempo de hacerlo). En una gran variedad de casos, las actividades antropogénicas, como por ejemplo la deforestación, se parecen a las catástrofes naturales (son rápidas, producen cambios cuya reversibilidad es cuestionable, no son comprendidas en sus efectos de largo plazo...).
En términos de definiciones prácticas, un contaminante atenta contra la diversidad biológica de un ecosistema si:
1.- Altera la diversidad genética de una población
2.- Reduce el potencial reproductivo de la biota
3.- Reduce la producción de vegetales
4.- Desbalancea la estructura y la funcionalidad de un ecosistema
Por otra parte, las definiciones son aun difusas y tema de discusión de expertos. Se podría, por ejemplo, contar cada ser viviente en un ecosistema y definir este inventario como una medida de la diversidad biológica del sistema a esa fecha. Este enfoque adolece, a pesar de ser aparentemente cuantitativo, de la ausencia de las interrelaciones ecológicas entre las diversas especies, interrelaciones que resultan fundamentales para el sostén de las especies que figuran en el inventario. También se podría medir la biomasa total de un ecosistema, nuevamente soslayando el problema de las interrelaciones y los ciclos del ecosistema.
Existen enfoques utilitarios (basados en la utilidad de algo para la humanidad) de la biodiversidad. Estos son aquellos argumentos que basan la conservación de la biodiversidad en el interés, actual o futuro, para la humanidad. Sin embargo, el punto puede ser elusivo: ¿Cuanto vale el aire limpio?, pregunta difícil pues el aire limpio no es un producto de mercado. A pesar de todos los problemas, el enfoque utilitario es el más popular puesto que puede ser discutido en términos políticos.
Un enfoque utilitario tradicional asignará valor a un ecosistema con una amplia diversidad biológica desde el punto de vista de la industria del turismo. Un enfoque utilitario con valor económico inmediato podría ser la conservación de la base genética con toda su diversidad con fines de producción agrícola, con fines deportivos y turísticos, con fines de producción farmacológica, etc; un enfoque utilitario sin valoración económica directa sería la conservación de la diversidad biológica como una reserva genética para satisfacer las necesidades que pudiesen existir en el futuro.
Como sea, las categorías principales de peligro para la biodiversidad se han clasificado de acuerdo a consensos más que a evidencias científicas sólidas y/o cuantitativas. Las categorías de mayor trascendencia son:
1.- Perdida directa de especies, típicamente predadores (ratones, e.g.) o herbívoros que se utilizan como alimento. El peligro radica en que su número podría estar por debajo del mínimo necesario para su supervivencia.
2.- Pérdida y fragmentación del hábitat de las especies. Suele verse asociado a que los ecosistemas más productivos son los más explotados por actividades antropogénicas económicas.
3.- Invasión por especies exóticas (de afuera), en particular, la entrada de nuevas especies a un ecosistema por actividad de cultivo agrícola.
4.- Cambios en los procesos naturales, como por ejemplo, el control humano de procesos naturales dinámicos como los hidráulicos, los incendios, los procesos costeros, etc.
5.- Contaminación de aguas y atmósfera, que alteran el ambiente físico y químico.
Finalmente, si bien es importante considerar la dificultad de la evaluación de la diversidad biológica y sucumbir a la tentación de abstenerse de considerarla, también es importante tener en mente sus posibles consecuencias. La desaparición de especies lleva a todas las formas de vida sobre la tierra a una reducción de su capacidad básica de adaptación a los cambios. Esta interrelación de la capacidad de sobrevivencia de unas especies según las otras va más allá de las consideraciones previas sobre la cadena alimenticia, tiene que ver, además, con relaciones simbióticas, comensales y/o predador-presa; de particular importancia, la desapariciones de microorganismos que participan de algunas etapas de los procesos de descomposición podría llevar a serios problemas de acumulación de elementos residuales venenosos (es decir, la "tierra" ya no podría reciclar la "vida", para nuestros antiguos congéneres).
Como dato de referencia, se ha estimado que mediante la deforestación de selvas tropicales puede eliminar entre el 5 y el 15 por ciento de las especies arbóreas para el año 2020. Esto significa, en concreto, la desaparición del pool genético mundial de unas 15.000 a 90.000 especies por año. Más aun, se estima que pueden existir unos 30 millones de especies distintas en la tierra; de estas, sólo se han descrito (catalogado, clasificado) 1,4 millones, es decir, ni siquiera podemos decir que sepamos cual es -realmente- la biodiversidad del planeta en términos estimativos gruesos. Una especie que se ha perdido significa que la configuración genética precisa de esa forma de vida se ha perdido para siempre (existen algunos intentos de iniciar "bancos genéticos", en respuesta a algunos enfoque utilitarios).
La influencia humana puede hacer desaparecer una especie en un lapso
estimado de 1 a 100 años. Por otra parte, la evolución de
una especie es más lenta, típicamente de unos mil a cien
mil años.
El planeta Tierra, una conmovedora esfera azul, bastante única en nuestro sistema solar, es el hábitat de la especie "humana", según nos hemos autonominado.
La actividad perceptible desde el espacio exterior, a raíz de la vida en el planeta, es extraordinariamente alta. Por ejemplo, desde el punto de vista de emisiones de radiación hertziana, es un planeta sumamente bullicioso (radios, TV, etc.); también, desde el punto de vista de la construcción de máquinas, se observa la presencia de satélites artificiales; etc.
Dentro de las actividades del planeta se puede distinguir la operación de subsistemas ecológicos y económicos. Por razones relacionadas a la administración del planeta que realiza la especie humana, su superficie se encuentra repartida a distintos grupos que conforman partes del subsistema económico, llamados países. Chile es una de estas particulares subdivisiones de la superficie del planeta. Como Chile consiste de una subdivisión planetaria de unos 2 millones de kilómetros cuadrados (sin contar el océano, porque los conceptos de repartirse también el océano son más recientes en la historia y menos estables ya que aún no se define en definitiva cuánto mar sería de cada uno), se puede decir que esta preciosa nación al sur oeste del continente sudamericano es responsable de un buen 1,6% de la superficie planetaria.
En contraste con la belleza que percibimos de los simples parajes naturales, modernamente, podemos observar que el desarrollo de los subsistemas económicos creados por los habitantes humanos (perfectamente naturales) del planeta Tierra, dentro la interacción con los subsistemas naturales, nos ha dejado pocas posibilidades de percibir las bellezas del planeta; particularmente en ciudades donde la intensidad de operación del subsistema económico es particularmente alta para la capacidad del sistema natural de ventilar gases (Santiago, Ciudad de México, etc.). Lo mismo rige para áreas de extracción de recursos en que la intensidad haya sido particularmente alta. Similarmente, nos es cada vez más difícil encontrar fuentes de aguas limpias para nuestra subsistencia. Se podría continuar enumerando efectos poco placenteros que la vida moderna debe enfrentar en el planeta; pero, como ejemplos del caso, estos son suficientes.
En estos tiempos, queda cada vez más claro que la protección del planeta debe recibir una muy alta prioridad, porque su alteración pone en riesgo la sobrevivencia de la especie humana sobre la faz del planeta. Para cuidar nuestro planeta se deberá entender, en el más alto grado posible, la naturaleza y la magnitud de los problemas que hemos impuesto al planeta y, también, de las medidas que se podrían implementar para detener su deterioro. Todo esto requiere conocimientos y creatividad.
El problema del deterioro ambiental ha sido preocupación de los más altos líderes de la humanidad, de los más entrenados científicos y técnicos; pero, al mismo tiempo, del ciudadano común y cotidiano. Algunas muestras de la preocupación y de la toma de conciencia a los altos niveles han sido los sabios informes y las reuniones multinacionales en las últimas décadas, que han contado con una concurrencia jamás vista en número de Jefes de Estado presentes.
La nomenclatura actual se basa sobre un modelo de funcionamiento del planeta, en que las funciones que ofrece el planeta en forma natural, sirven de sustento al subsistema económico que establecen los seres humanos.
Una cita textual conviene aquí:
"Ya no se puede sostener que el crecimiento
económico, como ha sido percibido y medido convencionalmente, sea
el objetivo incuestionable de las políticas
de desarrollo económico. El antiguo concepto de crecimiento, que
designamos como crecimiento de consumo de recursos (throughput growth),
con un consumo siempre creciente de energía y otros recursos naturales,
no se puede mantener, y debe dar paso a una búsqueda imaginativa
de fines económicos que sean menos dependientes de los recursos.
La manera como subvaloramos los servicios del capital natural y dejamos
de registrar la degradación de los recursos ambientales casi siempre
significa que nos estamos empobreciendo mientras imaginamos que nuestras
economías crecen. La nueva aproximación requiere un esfuerzo
concertado para moldear de nuevo las preferencias de los consumidores,
y para encaminar las necesidades hacia actividades benignas desde el punto
de vista ambiental, mientras que simultáneamente se reduce el consumo
de recursos por unidad de producto terminado, incluyendo los servicios.
Los estudios anteriores hacían énfasis en las limitaciones de las fuentes (agotamiento del petróleo, del cobre, etc.). La experiencia ha demostrado, en cambio, que los límites de los vertederos (efecto invernadero, destrucción del ozono, contaminación del aire y del agua a nivel local, etc.) son los más severos. Debido a que las funciones de vertedero constituyen mayor propiedad común que las funciones de fuente, este sobreuso es más difícil de corregir a través del ajuste automático del mercado." |
La cita, naturalmente, sigue bastante más en detalle.
El punto, sin embargo, queda claro: el crecimiento del consumo de recursos de la economía global ya no puede mantenerse, sobre todo porque las funciones de vertedero del planeta Tierra han sido sobrepasadas por el sistema económico. El diagrama propuesto por Daly (ver cita 3 y figura 1) puede ser ilustrativo. El diagrama considera que el planeta Tierra tiene límites finitos no sólo es su geometría sino que también en las funciones con que se sustenta la humanidad.
El subsistema económico debiera abastecerse de la energía
y los recursos necesarios, vigilando no extraer más que el flujo
de energía y recursos que el planeta puede proveer. De otro modo,
el planeta no podrá sustentar a la especie humana (en sentido estricto,
no podrá sustentar el estado actual de la vida sobre el planeta).
Es decir, el sistema global es finito (el planeta Tierra y la entrada y
salida de radiaciones, en concreto) pero el subsistema económico
crece continuamente. Este crecimiento es posible debido a la acumulación
de recursos, previo a la era industrial, en el planeta.
Figura 6.2.1: Diagrama
de Daly3, donde el sistema de recursos, servicios y fuentes
del planeta son fijos, mientras que el subsistema económico crece
más allá de las posibilidades.
Se acepta, en la comunidad de expertos internacionales, que el principal problema es la cuantía y el ritmo de incremento de la población humana. Esta tesis suele ser rechazada sobre bases subjetivas (religiosas, por ejemplo) pero es aceptable sobre bases científicas, ecológicas y técnicas.
Se ha propuesto que la era actual busque el desarrollo económico sostenible de las naciones del mundo, reconociendo y acogiendo una gran disparidad entre el hemisferio sur y el norte del planeta. El término desarrollo en esta definición es crítico y se opone al término crecimiento económico que, por la razones expuestas, no es sostenible en el tiempo.
Para enfrentar el problema que la especie humana impone al planeta será necesario, decíamos, entender en primer lugar como funciona (el planeta). De hecho, las funciones de vertedero del planeta son funciones de carácter físico (disipación de calor), químico (reacciones gaseosas y líquidas de los compuestos que vierte el sistema económico) y, sobre todo, biológico (el propio sustento de la especies y la disposición de residuos orgánicos en la ruta de reciclaje del diagrama de Daly).
El conocimiento atingente tendrá que aplicarse al funcionamiento natural del planeta, para observar luego cómo los mecanismos naturales pueden establecer mecanismos de interacción entre los subsistemas naturales y el subsistema económico.
El conocimiento ha sido subdividido, también, en partes que permiten que un ser humano, supuestamente de limitadas capacidades, pueda profundizar y comprender algunos aspectos, dejando otros para la ocupación de sus congéneres. Así las cosas, para comprender el funcionamiento de los funciones fuente y vertedero del planeta se deberá recurrir a un número de disciplinas desagregadas en las áreas de la física, la química, la biología y la ecología, al menos y como mínimo. Es posible que una comprensión cabal debiera comenzar con la historia y la filosofía, más bien, para luego adentrarse en el efecto que ha tenido la humanidad en el planeta y enfrentar este último aspecto con herramientas de la ciencia y la tecnología. Sin embargo, dado que la caracterización del estado actual del planeta y las herramientas para su mantención provienen de las ciencias y de la tecnología, será este último enfoque el adoptado en lo que sigue.