Noche
candela
Era como un sonido asombroso
mis oídos gozaban con el viento
pero no era el momento de decirlo.
Buscaba en aquellas hojas
un sentir que nunca será mentira.
Miré por detrás de tu ventana
y observé volantines casi al cielo
muchos otros los regresaba a tierra,
venidos de la fría guerra,
aquella mujer flamante
amante madre amiga.
Me sentí navegando
entre una gran coliflor
me masturbé entre sus ramas
y no importaba que estas fueran extrañas.
Me perdí en una larga noche amarilla
donde las ranas dejan de croar al aullar de los vampiros,
donde aquellas dialogan al cantar
sin parar por el chillar de los patines.
Es ahí donde el silbar de los ausentes
anuncia que el patrón esta presente.
Cuidado tiene la noche
cuando las líneas desaparecen,
cuidado tendré en mi noche
por que en ella atraviesan sapos y caracoles
y a las veredas las atacan árboles deformes
y de extraños colores.

Cristian M.Urrutia Narváez
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