Tercero, consideramos que la discusión nacional se encuentra en un momento crucial, porque tras seis meses de movilizaciones el riesgo ya no es sólo quedar en lo mismo: los enemigos de la idea de la educación pública en general, y de la Universidad de Chile en particular, quieren aprovechar la situación actual para terminar la tarea que no pudieron completar en los ochenta: acabar con la educación pública, privatizando completamente el sistema. Por esto, es evidente que existen muchos—y muy poderosos—actores que desean que a los colegios y Universidades públicas les vaya mal, que se pierdan semestres y años, y que los alumnos de colegios públicos rindan peores pruebas de ingreso; muchos que prefieren que haya violencia, y que no dudarán en dejarla desarrollarse para luego magnificarla, con el solo objetivo de mejorar su posición en un mercado que no quieren dejar ir pues es demasiado lucrativo. La vieja idea de que los extremos se tocan tiene aquí una clara demostración: aquellos que cometen actos de violencia, o aquellos estudiantes que hoy eligen formas de movilizarse que impiden el quehacer educacional, terminan siendo funcionales a quienes buscan terminar con la educación pública. Por ello, llamamos a todos a cuidar los espacios que el movimiento por la educación ha ganado, evitando dejarse provocar por aquellos que quieren desacreditarlo y que buscarán en las mismas acciones del movimiento, armas para atacarlo.

Sabemos que el cambio hacia un modelo diferente, donde por la vía de la educación se logre una sociedad solidaria y de oportunidades en que sean el esfuerzo y el talento, y no el origen social, los que determinen los logros personales, será largo. Y sabemos que hay importantes actores que se opondrán fuertemente a cualquier cambio pues mermaría su negocio y sus intereses particulares. Pero el anhelo de una educación pública de calidad es no solo razonable sino también factible y necesario para Chile. Nos declaramos dispuestos a explicar una y otra vez, por qué el Estado debe tener un nuevo trato hacia la educación pública en general, y hacia sus universidades en particular. No hay mejor momento para empezar a andar este camino que ahora mismo.

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