Mercurio, Martes 7 de agosto de 2007 


Reconversión del Diego Portales 

ALBERTO MONTEALEGRE KLENNER 
	
	
Señor Director:
	
	El domingo recién pasado ha aparecido en "El Mercurio" la convocatoria
a un concurso de arquitectura para el Centro Cultural Gabriela Mistral, llamado
por el Comité de Ministros, para la reconversión del Edificio Diego Portales.
Celebramos la iniciativa y, sin embargo, nos preocupa el problema de su futuro.

Muchas veces, queriendo reconocer la importancia del acceso de los ciudadanos a
la cultura, se construye un teatro, una sala de conciertos o un centro cultural
que posteriormente languidecen por falta de una programación permanente y
presupuestos que los mantengan vigentes. Es el tema del hardware y el software,
un poderoso equipo sin programas adecuados que corran en él.

Proponemos que el edificio sea entregado en su uso y administración como
espacio cultural a la Universidad de Chile.

Ésta ha sido la principal iniciadora del desarrollo cultural en el país y
cuenta en la actualidad con la más completa infraestructura y programación en
este respecto: su orquesta sinfónica y grupos corales, orquesta de cámara,
cuartetos y otros conjuntos similares, el Ballet Nacional, el Museo de Arte
Contemporáneo -que trasladado a esta nueva ubicación dejaría espacio para una
ampliación orgánica del Museo de Bellas Artes-, el Teatro Experimental, radio,
etcétera, entidades con una admirable trayectoria que han contado entre sus
directores y miembros con figuras tan notables como Rosita Renard, Domingo
Santa Cruz, Erich Kleibert, Víctor Tevah, Ernst Uthoff, Patricio Bunster, Pedro
Orthous, Pedro Mortheiru, Camilo Mori, Sergio Montecinos y tantos otros, que
mencionar estos nombres, entre su innumerable lista de excelencia, resulta en
omisiones injustificables.

Comprensiblemente, el Gobierno actual quiere dejar como sello y testimonio de
su apoyo a la cultura una institución nueva. Muchas veces, sin embargo, los
esfuerzos en este sentido dejan atrás la indispensable mantención o
reforzamiento de entidades existentes que funcionan dificultosamente con
presupuestos exiguos.

Creemos que en este caso la ciudadanía valoraría más una actitud diferente, más
profundamente constructiva, que se expresaría en el apoyo y reforzamiento a la
historia y trayectoria cultural que se realiza hoy día con gran esfuerzo desde
la Universidad de Chile, una entidad pública que le pertenece a todos los
chilenos y que merecería sobradamente un espacio en que con mayor funcionalidad
y dignidad puedan desarrollarse sus actividades.

ALBERTO MONTEALEGRE KLENNER

Presidente Nacional

Colegio de Arquitectos de Chile